miércoles, 31 de octubre de 2012

Libro de Edward R. Christophersen

Aprendí mucho de sus sencillos libros para padres editados en inglés. Ahora la Editorial Médici nos presenta su último lanzamiento como libro recomendado por la Asociación Americana de Psicología. "Cómo prevenir los problemas de comportamiento de su hijo". Lo escribe junto a Susan L. Morweet.

Este libro se centra más en evitar que se presenten problemas de comportamiento que intentar modificarlos cuando ya se ha producido como adquirir hábitos o resolución simple de conflictos.

E.R.Christophersen me sorprendió hace un tiempo porque en una editorial suya publicada en la prestigiosa revista Pediatrics alababa de forma extraordinaria a la Super Nanny que aparecía en la TV americana (Jo Frost).

martes, 30 de octubre de 2012

Se recomienda vacunar a las madres embarazadas contra tosferina

Por si el confusionismo reinante no fuera suficiente entre los partidarios y los detractores de las vacunas acaba de salir una recomendación que les parecerá sorprendente o inaudita. Vacunar a las madres embarazadas contra la tosferina entre las 27 y 36 semanas de gestación) y si no se hubiera hecho administrarla inmediatamente después del parto o antes de salir del hospital.

A mí que me produce un repelús enorme que a la madre se le dé algo durante el embarazo por sus posibles efectos en el feto esta medida no me desagrada. Lo digo porque estamos muy desinformados sobre la tosferina; nos parece una enfermedad "pasada de moda" o "antigua" y no es cierto. Recientemente, hemos tenido que ingresar a niños lactantes, de los cuales algunos han fallecido, por esta "clásica" enfermedad infecciosa. La tos ferina es una enfermedad del tracto respiratorio superior altamente contagiosa causada por una bacteria. En un principio se parece a la gripe común, pero los pacientes presentan accesos de tos violenta e incontrolable. Se considera extremadamente grave en bebés y puede causar discapacidad permanente y la muerte. 

Los expertos dicen que recibir la vacuna durante el embarazo permite a la madre transferir anticuerpos contra la tos ferina para el recién nacido y ayuda a proteger al bebé hasta que tenga edad suficiente para recibir la vacuna contra la tos ferina.  Naturalmente lo que escribo es una noticia que requiere ser validada por los expertos españoles en obstetricia, enfermedades infecciosas, perinatólogos y vacunólogos.

domingo, 28 de octubre de 2012

Cómo limitar el televisor, el ordenador y el móvil

De una forma muy simple. Ningún niño debe tener televisión ni ordenador en su cuarto. Pero esto que parece sencillo en la actualidad será imposible cuando el joven disponga de un teléfono inteligente con acceso a todo tipo de conexiones: redes sociales, películas, programas de TV. No tengo la solución a esa nueva situación aunque sin duda deberán surgir limitadores de conexiones; una de ellos será dárselo a sus padres cuando su comportamiento no sea adecuado.

No se debería entregar un aparato electrónico a un joven sin un contrato “firmado” previo a su uso en el que se delimitarán exactamente cuándo lo puede emplear, cuándo estará restringido o cuándo será retirado para evitar conflictos posteriores. De la misma forma las “autoridades” y los responsables de la programación de las TV son negligentes. ¿Porqué los telediarios son a las 15 h y a las 21h, por ejemplo o hay fútbol a las 22h?. ¿Porqué comer a las 15 horas no es raro y cenar a las 22 tampoco?

Todo el mundo es libre de hacer lo que quiera mientras no moleste a los demás pero la salud pública es muy importante. Los lugares de encuentro de los jóvenes los “findes” empiezan “a poblarse” a partir de la 1-2 de la madrugada y los conciertos juveniles terminan a esas horas o más tarde. No es fácil ser padre en ese “entorno hostil”.

No deben asustar las llamadas incorrectamente “nuevas tecnologías”. Estamos en el momento de una explosión, que parece inacabable, de novedades igual que ocurrió en la revolución industrial. El paso del tiempo obligará a ordenar este caos o se irá ordenando espontáneamente.

Me cuesta expresar mis emociones en público

Era miércoles por la tarde. No tenía ningún compromiso. ¡Tarde libre, no me lo creía!. Mi mujer estaba de compras en Ikea.  Había comido con dos amigos el menú de un restaurante curioso; es catalán (La Porxada) pero regentado por chinos) con una comida excelente y luego fui al Hospital Clínico a ver a un amigo del alma que se está recuperando de varias dolencias. Durante el viaje en la moto recibí un mensaje: un primo hermano mío, mucho más joven que yo, estaba en la UCI de ese hospital en estado crítico. Conversé con mi amigo sin comentarle nada para no añadir más tristeza a su vida y me fui a la otra zona del hospital. Llegué pocos minutos antes de su muerte. Esperé un poco, saludo a algún familiar y me fui a casa triste pero no mucho. La vida me ha endurecido tanto que tardo días y días en sentir algo de dolor interno. Después de una noticia como esta no me quedo anonadado sino como si fuera un trámite que hay que pasar.

Ayer asistí al funeral laico. Los funerales y entierros los encuentro patéticos. Por un lado, se nota el dolor y llanto contenido de la familia cercana, desolada por la pérdida de un ser querido y, por el otro, la alegría, el jolgorio, las risas y los abrazos de personas que no se ven nunca excepto en los entierros. "Hemos de quedar algún día para vernos..." dicen muchos y, como siempre, no quedan ni se llaman hasta el siguiente entierro. Al ser laico no estuvo el "cura de guardia" -dicho con el mayor respeto- sino la despedida fue a base de la música que agradaba a mi primo y los parlamentos de algunos asistentes. El más impresionante, el del hermano mayor -mi primo Chani- en tratamiento desde hace tiempo por un cáncer invasivo. Habló con el corazón mientras yo lloraba por dentro. La entereza del primogénito, tocado por una enfermedad grave, nos emocionó a todos.

Yo he dado muchas charlas, clases, conferencias o seminarios delante de todo tipo de oyentes pero jamás me he ofrecido a hablar espontáneamente en un evento emotivo. Sé que mis palabras jamás lograrían convencer a los oyentes de lo que realmente siento por una limitación muy importante que he perdido a lo largo del tiempo: la espontaneidad.